miércoles, 8 de marzo de 2017

Crónica Orientada: Ante la coyuntura Trump voltear hacia el Pacífico.

por
Edgar Piña Ortiz


Invitado por académicos de la carrera de comercio internacional de la Universidad Estatal de Sonora, el doctor en ciencias económicas y empresariales,  Joel Espejel Blanco, actual jefe del Departamento de Economía de la Universidad de Sonora y distinguido contendiente por la rectoría del Alma Mater sonorense, efectuó un estimulante ejercicio de análisis de la información del sector externo y de reflexiones y propuestas sobre “La economía mexicana antes y después del TLCAN”, ante un nutrido auditorio  de profesores y alumnos de comercio internacional.

El pasado lunes 6 de marzo, el académico, investigador y conductor de programas de opinión, Joel Espejel Blanco, fue del dato duro a la reflexión prospectiva, pasando por la realidad adversa de la ausencia de infraestructura comercial y productiva no nada más de Sonora sino de todo el país en general. En un tono claro, sencillo y convincente y con un excelente manejo del tema y del auditorio, expuso los datos de la balanza comercial de México con Estados Unidos, puntualizando que los indicadores de exportaciones e importaciones  no han variado significativamente desde los inicios del Tratado de Libre Comercio de America del Norte, a mediados de los noventas y  hasta los años recientes.

Las cifras que ilustran la dependencia de la economía mexicana de la de Estados Unidos, son contundentes  y persistentes y casi del dominio público: más de las tres terceras partes de nuestro comercio exterior, es con los Estados Unidos, y el 80% de ese comercio lo hacen los estados fronterizos Baja California, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas, principalmente.

En cuanto al contenido de las exportaciones, predominan en el sector primario productos agrícolas, pecuarios y pesqueros de bajo valor agregado; minerales y petróleo crudo y los bienes ensamblados por la industria maquiladora. Por el lado de las importaciones el principal rubro se refiere a bienes intermedios, es decir, las partes que se ensamblan en México para su exportación con las ventajas comparativas del bajo salario, los mínimos impuestos, cuando los hay, y la cercanía geográfica que permite que la mercancía llegue a territorio estadounidense  en cuestión de horas.

Para el doctor Espejel, está claro que la ventaja comparativa de estar en la frontera con el principal socio comercial, ha generado una zona de confort que impide aprovechar otras oportunidades comerciales y determina permanecer ajenos a otras formas productivas. Además de los potenciales  en el campo de las manufacturas,  dijo, es sumamente interesante enfocarse en  los servicios de alto contenido tecnológico, aprovechando la oferta de capital humano actualmente disponible en  Sonora.

En el análisis del maestro universitario, el tema de la infraestructura portuaria y de comunicaciones ocupa un lugar relevante.  Mientras que en el pacífico sur de nuestro país, sólo los puertos de Salina Cruz, Oaxaca,  Lázaro Cárdenas, Michoacán y  Manzanillo, Colima, cuentan con infraestructura de atraque y manejo de carga contenerizada. Al noroeste de México, sólo se cuenta con Ensenada, B.C. Norte, pero en las costas de Baja California Sur, Sinaloa y Sonora, la capacidad de recibir contenedores es prácticamente inexistente.

No obstante la existencia de factores adversos al sano desenvolvimiento de las economías nacional y estatal, es posible encontrar múltiples salidas si somos capaces de  voltear hacia la Cuenca del Pacífico. En Sudamérica, destacan socios potenciales en Colombia, Perú y Chile y en el Lejano Oriente la lista se amplia, empezando por Singapur continuándose a Japón, Corea del Sur, Hong Kong y los dinámicos puertos de la costa China como Shanghái, Shénzhen, Guangzhou y otros, sin olvidar las prosperas  economías  de Australia y Nueva Zelanda.

Voltear hacia los países de la vertiente occidental de la Cuenca del Pacífico, es la propuesta del acreditado economista para asociarse con esas economías, principalmente los integrantes de la Alianza Transpacífico (TPP, Transpacific  Partnership, en inglés) en la que probablemente se integre China, dada la reciente retirada voluntaria de Estados Unidos de Norteamérica. De acuerdo a su visión del asunto, el doctor Espejel, piensa que las asociaciones que se realicen tendrían un enorme campo de acción en la construcción de la infraestructura portuaria y carretera, cuyos recursos financieros necesariamente tendrían que provenir de esos países, dada la secular carencia de capitales domésticos para inversiones de mediano y largo plazos, en nuestra región.

Después de hacer referencia a la iniciativa en proceso de implementación del Gobierno Federal de México, relativa a la creación de cuatro Zonas Económicas Especiales, las cuales son áreas geográficas localizadas en sitios con ventajas naturales y logísticas y aptas para convertirse en regiones altamente productivas, el profesor de la Universidad de Sonora, señaló que al estar Sonora retirado de esas zonas económicas especiales (Coatzacoalcos, Veracruz; Puerto Chiapas, en el estado del mismo nombre; Salinas Cruz, Oaxaca y Puerto Lázaro Cárdenas en Michoacán), lo pertinente es empezar con un inventario de la capacidad portuaria para recibir embarcaciones de medianos y grandes calados y de ahí proyectar ampliaciones y nuevas construcciones para el manejo de cargueros de grandes esloras y miles de cajas contenedoras.

Otros temas tratados por el doctor Espejel son los relativos a la necesidad de reactivar y mejorar los tratados y acuerdos comerciales que tiene nuestro país con el resto del mundo; la atracción de inversión extranjera directa en infraestructura portuaria, ferroviaria y carretera; lo que sí, lo que no y lo que tal vez pueda hacer la administración de Donald Trump en relación al Tratado de Libre de Comercio de América del Norte; y las consecuencias de que el territorio sonorense albergue, con todas las facilidades, a decenas de empresas mineras extranjeras, canadienses principalmente. Respecto de esto último, fue muy claro al decir que se llevan los metales preciosos e industriales y nos dejan los hoyos y el cianuro derramado en el entorno natural.

Muy completa y argumentada la exposición, a la que el cronista agregaría aspectos no tratados por la limitación del tiempo, como son los cambios en los modelos productivos de la agricultura, la ganadería y la pesca; el potencial enorme de la costa de Sonora y el Golfo de California como zona portuaria comercial, productiva, de navegación y de generación de energías renovables; y muy importante la reorientación de la oferta de educación media y superior, hacia el aprovechamiento de nuestras ventajas  comparativas y la construcción de las ventajas competitivas.

Un cuestionamiento final: ¿Será capaz el establishment regional de sanar de la rigidez del cuello que la zona de confort fronteriza ha provocado en la entidad sonorense y  de voltear y  dirigirse hacia la enormidad del Océano Pacífico?

Habrá que ser optimistas si profesionales como  Joel Enrique Espejel Blanco, jóvenes y de preparación  sólida, llegan a los puestos directivos de nuestra realidad institucional.

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