miércoles, 20 de abril de 2016

Crónica Marginada: Un visita al Huatabampo del siglo XX


Edgar Piña Ortiz

Allá en el vértice profundo de un triángulo que se encaja entre el golfo de California al oeste; Arizona y un pedazo de Nuevo México al norte; Chihuahua al oriente y las sierras profundas de Sinaloa y Chihuahua al sur, se localiza Huatabampo.

Con una superficie de 1,160 kilómetros cuadrados (comparable a la de Hong Kong, 1,108) y una población municipal de alrededor de 80,000 huatabampenses (nada comparables con los más de 7 millones de hongkongers que habitan la punta suroriental de China), la también llamada Tierra de Generales, se caracteriza por su intensa vida productiva y el dinamismo de sus habitantes.

El visitante de un día común, podrá observar un tráfico vivo de vehículos de todo tipo, como camiones, tráileres, carros, camionetas, motocicletas, triciclos, bicicletas y carretas, en un ir y venir constante, que retrata muy bien el espíritu laborioso de sus habitantes.

Dependiendo de la temporada, Huatabampo tiene siempre oportunidades de trabajo y negocios para residentes y visitantes. No es raro ver a mujeres de todas las edades luchando por la vida y el progreso, algunas tripulando camionetas y motocicletas por igual.

Con una superficie agrícola bajo cultivo de alrededor de 50,000 hectáreas, según datos de INEGI, el municipio se apega fielmente al modelo de explotación agrícola de los valles de Sonora, ya que más del 85% de la tierra y más del 90% del agua, se utilizan en el cultivo de trigo, cereal en el cual la región no es competitiva y sólo se sostiene por los subsidios millonarios provenientes del gobierno federal, es decir, nuestros impuestos.

En plena segunda década del siglo XXI, la ciudad de Huatabampo, es esencialmente el mismo pujante asentamiento humano de mediados del siglo pasado. El afán de salir adelante, el optimismo, la forma entregada de enfrentar el trabajo, son virtudes admirables de los sonorenses más sureños del estado. De la misma manera, debemos de decirlo, es su entusiasmo por la música, el baile y la diversión rociada con cerveza.

Desde el punto de vista material, urbanístico y de infraestructura, sin embargo, hay algo que no es congruente con el dinamismo de sus habitantes. Sí es cierto, por supuesto, que ni el tamaño de la cabecera municipal, ni la disponibilidad de vialidades y servicios, son los mismos que los del siglo pasado, pero hay algo detrás de la transformación urbana, del cambio en las viviendas y locales comerciales, que configura un Huatabampo esencialmente el mismo de décadas pasadas. 

Ciertamente, la tecnología y los avances materiales no están ausentes en el paisaje urbano, pero una observación más exigente retrata una actividad productiva que se ha quedado en el pasado. Las técnicas de cultivo y las prácticas de comercialización del trigo y marginalmente legumbres y hortalizas, son las mismas del siglo pasado, con ciertas diferencias basadas en la tecnología digital. Los procesos productivos de hoy en día son los mismos de cuando las llamadas telefónicas se conectaban en un tablero de clavijas, una carta por correo tardaba dos meses en llegar y un viaje a Navojoa consumía casi todo el día.

En las costas de Huatabampo la actividad pesquera es realizada básicamente por cooperativas y sus métodos de captura son rudimentarios (chinchorros y atarrayas) y el concepto de sustentabilidad parece que no ha llegado a pescadores, acaparadores y autoridades. También aquí el municipio comparte con el resto de los asentamientos costeros del estado, su visión cortoplacista y negligente de los recursos naturales y el ambiente.

En algún tiempo existió y probablemente en la actualidad exista una industria procesadora de alimentos, pero francamente su impacto no es visible. Empacadora del Noroeste y Yavaros Industrial fueron razones sociales cuya presencia fue importante en los últimos lustros del siglo anterior, pero todo parece indicar que ambas pertenecen a la historia y tampoco es sabido de otras empresas que hubieron de venir a superarlas.

No obstante la existencia de inmensa playas y la abundancia remanente de especies pesqueras deportivas, el turismo que se realiza en el ámbito local o regional, no pinta en la actividad económica y en la ocupación de las personas. Es cierto, hay muchos hoteles hoy en día en la región, pero no es frecuente ver visitantes en plan turístico o de descanso. 
Complementan este apresurado perfil productivo de Huatabampo y sus comunidades aledañas el comercio, los servicios de empacado y transportes y diversas actividades como talleres y expendios de bebidas y alimentos.

En lo político el panorama y los detalles son lamentables. El Ayuntamiento de Huatabampo ha sido ocupado prácticamente por todos los colores partidistas y la gente dice que si en el futuro se presenta el Partido Comunista (que no existe) los huatabampenses van a votar por él. El caso, es que más allá de las denominaciones partidistas que ocupan el Palacio Municipal, la infraestructura productiva y social de la cabecera y comisarías, es técnica y prácticamente la misma del siglo pasado.

Indagando en torno al modelo agrícola, ganadero, pesquero y acuícola de explotación de los recursos naturales que prevalece en el sur de Sonora, no es fácil encontrar hechos, tendencias, proyectos que justifiquen el abandono de prácticas productivas obsoletas, depredadoras y de paso fuertemente subsidiadas, como es el caso del trigo y otros cultivos insustentables en la región.

Es de llamar la atención la oferta educativa del Instituto Tecnológico de Huatabampo, ITH, en la que se brindan oportunidades de educación ciertamente interesantes como las ingenierías en mecatrónica, manufactura y cultivos sustentables. La matrícula en estas novedosas formas carreras no es despreciable y ya son algunas las generaciones de graduados, pero no son observables los centros de trabajo que ocupen a estos especialistas. 

La Tierra de Generales, ha sido desde siempre exportadora de fuerza de trabajo y talento humano y hoy, bien entrado el siglo XXI, lo sigue siendo y continuará hasta en tanto no se renuncie al modelo extensivo de producción agrícola, altamente consumidor de agua, grandemente generador de contaminantes y desechos tóxicos y muy modesto aportador al Producto Interno, al empleo y al ingreso de los huatabampenses. Lo mismo se puede decir de las otras actividades productivas de la región, en las que la innovación, la modernización, la competitividad y la sustentabilidad, no llaman la atención de productores, inversionistas, gobernantes, académicos y profesionistas.

En lo dicho lector, lectora, ¿desea conocer o reconocer una economía, una política y una sociedad del siglo pasado? Visite Huatabampo.



jueves, 3 de marzo de 2016

Los problemas de salud del ISSSTESON


Edgar Piña O.

El reciente conflicto laboral del Centro Médico “Dr. Ignacio Chávez” del ISSSTESON, más allá de los detalles del mismo en cuanto a los argumentos de las dos partes, trabajadores e instituto, ofrece una excelente oportunidad de hacer algunas consideraciones sobre este hospital y clínicas de los trabajadores al servicio del gobierno estatal, municipio de Hermosillo y centros educativos del estado de Sonora.
Según el sitio web de este instituto www.isssteson.gob.mx las instalaciones y servicios del centro de salud son excelentes y con tecnología de punta. Según la mayoría de los derechohabientes su oferta es deficiente, inoportuna, complicada y de baja calidad.
Para alguien con un mínimo de información y sentido crítico, sin embargo, los servicios que ofrece la institución no sólo son malos y deficientes, sino una aberración en el sentido de error grave del entendimiento. Pensar que un paciente en busca de recuperar la salud o recibir tratamiento a un padecimiento o enfermedad, lo va encontrar en las instalaciones del hospital Chávez, es sencillamente un error grave de apreciación.
Para nadie es un secreto lo inadecuado de sus instalaciones. Si bien el servicio de consultas externas puede resultar aceptable y hasta excelente en el caso de la CIES sur (Centro Integral de Atención a la Salud), no se puede decir lo mismo de las consultas de especialistas y de los servicios de hospitalización e intervenciones quirúrgicas del Chávez. Como ejemplo visite usted el área de urgencias del hospital. En una superficie de escasos 6 metros cuadrados se atiborran hasta 40 personas y la situación no es diferente en las clínicas de consulta general. Excepcionalmente, se escuchan comentarios de derechohabientes satisfechos de estos servicios pero lo más frecuente son las quejas, lamentos y comentarios sobre deficiencias, maltratos y negligencias médicas, de enfermería y personal administrativo.
El Centro Médico “Dr. Ignacio Chávez” fue construido por allá en 1977, cuando la población de Hermosillo era de alrededor de 341 000 habitantes y desde entonces no han faltado remodelaciones y mejoras, pero siempre en el mismo espacio y sobre la misma estructura arquitectónica. En el 2016 Hermosillo tiene más del doble de la población de finales de los setentas y el hospital Chávez es el mismo y aunque estamos comparando magnitudes no directamente relacionadas como la población total del municipio y los pacientes del ISSSTESON, la verdad es que la población derechohabiente seguramente se ha más que duplicado en menos de 40 años, teniendo como consecuencia lógica que los espacios e instalaciones están completamente rebasadas por la demanda de los derechohabientes.
Más allá de si las personas despedidas fueron reclutadas con fines políticos, más allá de si son un exceso o no del factor humano, lo que queda claro es que los trabajadores del estado merecen un hospital digno, eficiente, moderno, funcional, cómodo y por supuesto bien localizado en algún lugar que ofrezca menos conflictos de tráfico y estacionamiento.
Lo triste del asunto, es que parece que el tema no está a discusión, lo lamentable es que parece ser que no existe un diagnóstico adecuado del problema de salud que tiene el centro médico y lo inaceptable es que eso sí quincena tras quincena los trabajadores aportamos una buena cantidad para “infraestructura hospitalaria” que debe de sumar millones al final del año…pero no existen recursos para construir un centro de prevención y cuidado de la salud a la altura de las exigencias de los derechohabientes.