domingo, 21 de abril de 2013

¡Ayudame papá gobierno! Palabras mágicas

Cuando escuché al primer productor pecuario decir que necesitaban ayuda del gobierno, pensé: bueno hay que esperar, tal vez  los otros traigan un discurso diferente. Pero luego  vino el segundo, el tercero, el cuarto y así hasta casi una docena de oradores. Todos coincidieron en una cosa, trátese de caminos, alimentos para ganado, ayudas para la comercialización, necesidades sanitarias,  reposición de sementales, financiamiento, todo es necesario que venga de las dependencias federales y estatales cuyos representantes estaban en el  presídium del evento.

La palabra apoyo es la que más se repitió en las participaciones de los asistentes. Si a todos ellos los alineamos y les tendemos una raya abajo, el común denominador resulta ser “apoyos, ayudas, auxilios, echadas de mano”, lo que sea. Por varios momentos me pareció estar en una reunión del PRI de los años setentas, ochentas, los noventas y así hasta la segunda década del siglo XXI. Nada cambia, dijo la Reyna Roja a Alicia, con tal que controles el cambio.

13 Foro temático de la Federación de Colegios de Economistas y el Colegio de Economistas de Sonora. Sector Pecuario: Prioridades y Retos, Hermosillo, un agradable sábado de abril de 2013. ¿Prioridades? Todas las ayudas son prioritarias. ¿Retos? Los retos es que el gobierno, los funcionarios, los políticos ayuden, apoyen, nos escuchen, nos comprendan.

Al frente de las organizaciones de profesionales de la economía, están dos figuras inteligentes, brillantes, de muchas virtudes y trayectorias impecables. Me refiero a Jesús Alberto Cano Vélez, presidente de la Federación de Colegios de Economistas de México y Jesús Elierze Caballero Lagarda, presidente del Colegio de Economistas de Sonora, a quienes considero antes que nada, amigos después colegas y compañeros del gremio de los economistas.  

Ellos hicieron la convocatoria y organizaron el evento; ellos son los conductos para que gobierno y productores se comuniquen, se entiendan. Un sincero, auténtico reconocimiento al trabajo y objetivos del gremio de los economistas a nivel nacional y en nuestro estado. Estoy orgulloso de pertenecer a esas organizaciones y contar con la honrosa amistad y aprecio mutuo de dos prestigiosos sonorenses.

Eventos como el que comento deben ser vistos en todos sus alcances  y uno muy importante es la continuación del diálogo más allá del suceso mediático y político. Una mayoritaria proporción del territorio de Sonora está dedicado a la ganadería y parece estar en un proceso de desertificación que hacen insuficientes las medidas y programas que realizan por igual rancheros y dependencias oficiales.

Existe avance, insuficiente pero al menos se da, en la cadena de insumos y servicios, pero a juzgar por el volumen de importaciones no hay señales de que se pretenda la integración industrial. Pero además, ¿qué hay de las empacadoras, las enlatadoras, las fábricas de conservas; que del tratamiento de las pieles y el resto de los procesos vinculados como el calzado?

El gobierno, en sus tres niveles, es claramente responsable de muchas funciones como la normatividad, la sanidad, la infraestructura, la vigilancia, la organización, la legalidad, la seguridad. Esto nadie lo discute y ningún esfuerzo por mejorar esas funciones será suficiente en la inmensidad del territorio sonorense. Pero…de ahí a esperar que lo resuelva todo, no parece ser sensato.

El sector ganadero, está en la mira de Mitoclasta ya que comparte con la agricultura extensiva en el desierto, el mismo origen, el mismo mito, los mismos tabúes, los mismos discursos. Por cierto, los ganaderos son fáciles presas de una figura poderosa que son los representantes de las grandes corporaciones procesadoras y comercializadoras del mercado estadounidense. 

En la misma forma que los agricultores envían legumbres y hortalizas empacadas, los rancheros embarcan becerros. Lo mismo pasa con los pescadores: se cierra el caprichoso comprador imperialista y se nos echan a perder los productos. En el caso de la ganadería  se nos convierten en toros los becerros.

Nuestro mundo productivo llega, salvo excepciones, a empacar la fruta, la calabaza y en el caso de los ganaderos a producir el becerro, bañarlo antes de llevarlo a la frontera para que sea aceptado por los cattle brokers y algunos meses después nos lo regresen empacados y listos para presumir una carne asada estilo Sonora.

Salí confundido del evento. En plena apertura, tras décadas de neo-liberalismo, whatever, whatever that  means, en la intensificación de la globalización, en el reinado del mercado, los productores requieren de ayudas para salir adelante. Nada de oportunidades de innovación, de asociación, de encadenamientos, de cooperación, sólo el clamor por ayuda es lo que los une.

Levanto la mano, pido la palabra, opino. ¿No sería posible  salirse de la sombra densa del mito?¿ Develar el negro manto de la leyenda fabricada a partir del subsidio y  de espaldas a la formación de empresas que agreguen valor a la producción primaria?. ¿De los 300 mil becerros y vaquillas que se deben estar exportando en este año, no habría forma que alguna cantidad de esas cabezas se quedara en casa a engordar y abastecer el  demandante mercado local de las carnes asadas? 

¿Si somos ganaderos de tradición y exitosos a más no poder, qué esperamos para agrandar la actividad de engorda, procesamiento, distribución y venta de tan preciado producto? ¿Por qué cada vez que voy a la carnicería los empleados destapan cajas de Texas, Colorado, USA o de Alberta, Canadá.

De acuerdo a un trabajo de investigadores del CIAD, se puede decir que sólo cuatro de cada diez kilos que consumimos los sonorenses, provienen de ganado engordado y sacrificado en el estado. Somos muy buenos ganaderos: buen sombrero, buenas botas, buena ropa, panza contenta y seguro familia solvente y feliz, pero incapaces de fabricar los cárnicos que consumimos.

Son reflexiones, reflexiones nada más. Y recuerda: el éxito no garantiza la felicidad; pero la felicidad es el éxito. Saludos.

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