domingo, 29 de junio de 2014

Futbolización




Edgar Piña Ortiz

Es el antiquísimo dicho "pan y circo" en presentación posmodernista, globalizada, tecnológicamente avanzada y financieramente súper redituable. Tiene un efecto penetrante en todas las capas de la población y representa una herramienta eficaz de adormecimiento sobre las masas. Es el fútbol soccer.

Muchísimas cosas son de llamar la atención y cada quien puede resaltar algún aspecto del espectáculo, deporte, entretenimiento y negocio multimillonario, de acuerdo a su visión de las cosas. Es exactamente esa variedad amplia de intereses y facetas, lo que explica el ambiente casi totalizador que el fútbol provoca en la sociedad actual.

Todas las civilizaciones y casi todas las culturas, aún las más primitivas, utilizan los fenómenos naturales, los sucesos extraordinarios, los deportes y las artes, para producir espectáculos cuyo objetivo final es vender una idea, un producto o servicio, pero también alimentar una creencia, un mito, un temor, una expectativa, un sueño, y para lograr un rompimiento de tensión acumulada.

Mientras esos eventos suceden los aspectos trascendentes para la vida económica y política de las poblaciones van quedando como reservados, arcanizados, manejados y resueltos por reducidas elites cuyas motivaciones insubstituibles son la conservación y si se puede el mejoramiento del status personal y de grupo al que pertenecen.

Si se logra que millones y millones de individuos se ocupen más del destino de un balón, que de mejorar la condición humana propia y de la familia, entonces es más fácil que unos pocos tomen las decisiones que afectan a todos.

En la Gran Tenochtitlan a cada fiesta, ceremonia, rito, ofrenda y sacrificio, acudía la totalidad de la población a presenciar de propia vista, la final inmolación de las elegidas o elegidos en honor de tal o cual deidad, quien así calmaría su furia y enviaría a cambio lluvias, buenas cosechas, bendiciones a sus buenos hijos aquí en la tierra.

Durante la colonia, en la Nueva España, se reunía toda la población de la Cd. de México, en la plaza de la Santa Inquisición, para presenciar la ejecución de sentencia del Santo Oficio, en el cuerpo y alma de una bruja, un hereje, un judío, un moro o un endemoniado.

En la magia hipnótica de un estadio repleto de color, movimiento, animación, ruido y entusiasmo, encuentra el ciudadano de la República, la medicina que alivia la angustia, la frustración, el coraje de no tener, de no consumir todo lo que se anuncia antes, durante y después del espectáculo. En el multimillonario coro que grita ¡goooool! encuentra el chambeador de la economía formal o subterránea, la salida a la tensión constante que provoca la abundancia aparente de bienes y consumos, frente al poder de compra limitado, muy limitado.

Hoy el empleado, el técnico, el chofer, el obrero, el profesionista, se clavan en la tele a presenciar espectáculos, eventos, competencias, peleas, confrontaciones, coronaciones, sacrificios, ritos, ceremonias, triunfos y derrotas, para desahogar presiones de un trabajo rutinario y mal pagado en un ambiente laboral difícil, conflictivo y desmotivamente.

¿A quien le interesa el estancamiento y retroceso productivo, la des-generación de empleos, el alza constante, los monopolios privados y del gobierno, la pobreza, la inseguridad, la corrupción total,  la partidocracia, la mercadotecnia política? ¿A quien le importa el desarrollo económico y político, la organización de la sociedad civil, la conservación de los recursos naturales, la educación de nuestros hijos, la prosperidad y el disfrute responsable de la libertad individual?

¿Para que hablar de cosas complicadas, conflictivas, polémicas y sobre las cuales nunca nos pondremos de acuerdo? Mejor vamos al partido, mejor compramos una cervezas y encendemos la televisión. Eso es real, palpable, entendible, accesible, disfrutable.

¡Disfrutemos la fiesta mundial del fútbol, dejémonos llevar por la emoción! Si no hay changarro que cuidar, profesión que mejorar, realidad que transformar, dinero que contar, ganancias que contabilizar, entrémosle a la droga que entra por los ojos, esa sí te prende, …pierdas o ganes.

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