por
Edgar Piña Ortiz
Invitado por académicos de la carrera de comercio
internacional de la Universidad Estatal de Sonora, el doctor en ciencias
económicas y empresariales, Joel Espejel
Blanco, actual jefe del Departamento de Economía de la Universidad de Sonora y
distinguido contendiente por la rectoría del Alma Mater sonorense, efectuó un
estimulante ejercicio de análisis de la información del sector externo y de reflexiones
y propuestas sobre “La economía mexicana antes y después del TLCAN”, ante un nutrido
auditorio de profesores y alumnos de
comercio internacional.
El pasado lunes 6 de marzo, el académico, investigador y
conductor de programas de opinión, Joel Espejel Blanco, fue del dato duro a la
reflexión prospectiva, pasando por la realidad adversa de la ausencia de
infraestructura comercial y productiva no nada más de Sonora sino de todo el
país en general. En un tono claro, sencillo y convincente y con un excelente
manejo del tema y del auditorio, expuso los datos de la balanza comercial de
México con Estados Unidos, puntualizando que los indicadores de exportaciones e
importaciones no han variado
significativamente desde los inicios del Tratado de Libre Comercio de America
del Norte, a mediados de los noventas y hasta los años recientes.
Las cifras que ilustran la dependencia de la economía
mexicana de la de Estados Unidos, son contundentes y persistentes y casi del dominio público: más
de las tres terceras partes de nuestro comercio exterior, es con los Estados
Unidos, y el 80% de ese comercio lo hacen los estados fronterizos Baja
California, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas, principalmente.
En cuanto al contenido de las exportaciones, predominan
en el sector primario productos agrícolas, pecuarios y pesqueros de bajo valor
agregado; minerales y petróleo crudo y los bienes ensamblados por la industria
maquiladora. Por el lado de las importaciones el principal rubro se refiere a
bienes intermedios, es decir, las partes que se ensamblan en México para su
exportación con las ventajas comparativas del bajo salario, los mínimos
impuestos, cuando los hay, y la cercanía geográfica que permite que la mercancía
llegue a territorio estadounidense en
cuestión de horas.
Para el doctor Espejel, está claro que la ventaja
comparativa de estar en la frontera con el principal socio comercial, ha
generado una zona de confort que impide aprovechar otras oportunidades
comerciales y determina permanecer ajenos a otras formas productivas. Además de
los potenciales en el campo de las
manufacturas, dijo, es sumamente interesante
enfocarse en los servicios de alto
contenido tecnológico, aprovechando la oferta de capital humano actualmente
disponible en Sonora.
En el análisis del maestro universitario, el tema de la infraestructura
portuaria y de comunicaciones ocupa un lugar relevante. Mientras que en el pacífico sur de nuestro
país, sólo los puertos de Salina Cruz, Oaxaca, Lázaro Cárdenas, Michoacán y Manzanillo, Colima, cuentan con
infraestructura de atraque y manejo de carga contenerizada. Al noroeste de
México, sólo se cuenta con Ensenada, B.C. Norte, pero en las costas de Baja
California Sur, Sinaloa y Sonora, la capacidad de recibir contenedores es
prácticamente inexistente.
No obstante la existencia de factores adversos al sano
desenvolvimiento de las economías nacional y estatal, es posible encontrar
múltiples salidas si somos capaces de voltear
hacia la Cuenca del Pacífico. En Sudamérica, destacan socios potenciales en Colombia,
Perú y Chile y en el Lejano Oriente la lista se amplia, empezando por Singapur
continuándose a Japón, Corea del Sur, Hong Kong y los dinámicos puertos de la
costa China como Shanghái, Shénzhen, Guangzhou y otros, sin olvidar las
prosperas economías de Australia y Nueva Zelanda.
Voltear hacia los países de la vertiente occidental de la
Cuenca del Pacífico, es la propuesta del acreditado economista para asociarse
con esas economías, principalmente los integrantes de la Alianza Transpacífico (TPP,
Transpacific Partnership, en inglés) en
la que probablemente se integre China, dada la reciente retirada voluntaria de
Estados Unidos de Norteamérica. De acuerdo a su visión del asunto, el doctor
Espejel, piensa que las asociaciones que se realicen tendrían un enorme campo
de acción en la construcción de la infraestructura portuaria y carretera, cuyos
recursos financieros necesariamente tendrían que provenir de esos países, dada
la secular carencia de capitales domésticos para inversiones de mediano y largo
plazos, en nuestra región.
Después de hacer referencia a la iniciativa en proceso de
implementación del Gobierno Federal de México, relativa a la creación de cuatro
Zonas Económicas Especiales, las cuales son áreas geográficas localizadas en
sitios con ventajas naturales y logísticas y aptas para convertirse en regiones
altamente productivas, el profesor de la Universidad de Sonora, señaló que al
estar Sonora retirado de esas zonas económicas especiales (Coatzacoalcos, Veracruz;
Puerto Chiapas, en el estado del mismo nombre; Salinas Cruz, Oaxaca y Puerto
Lázaro Cárdenas en Michoacán), lo pertinente es empezar con un inventario de la
capacidad portuaria para recibir embarcaciones de medianos y grandes calados y
de ahí proyectar ampliaciones y nuevas construcciones para el manejo de
cargueros de grandes esloras y miles de cajas contenedoras.
Otros temas tratados por el doctor Espejel son los
relativos a la necesidad de reactivar y mejorar los tratados y acuerdos
comerciales que tiene nuestro país con el resto del mundo; la atracción de
inversión extranjera directa en infraestructura portuaria, ferroviaria y
carretera; lo que sí, lo que no y lo que tal vez pueda hacer la administración
de Donald Trump en relación al Tratado de Libre de Comercio de América del
Norte; y las consecuencias de que el territorio sonorense albergue, con todas
las facilidades, a decenas de empresas mineras extranjeras, canadienses
principalmente. Respecto de esto último, fue muy claro al decir que se llevan
los metales preciosos e industriales y nos dejan los hoyos y el cianuro
derramado en el entorno natural.
Muy completa y argumentada la exposición, a la que el
cronista agregaría aspectos no tratados por la limitación del tiempo, como son
los cambios en los modelos productivos de la agricultura, la ganadería y la
pesca; el potencial enorme de la costa de Sonora y el Golfo de California como
zona portuaria comercial, productiva, de navegación y de generación de energías
renovables; y muy importante la reorientación de la oferta de educación media y
superior, hacia el aprovechamiento de nuestras ventajas comparativas y la construcción de las ventajas
competitivas.
Un cuestionamiento final: ¿Será capaz el establishment
regional de sanar de la rigidez del cuello que la zona de confort fronteriza ha
provocado en la entidad sonorense y de voltear
y dirigirse hacia la enormidad del Océano
Pacífico?
Habrá que ser optimistas si profesionales como Joel Enrique
Espejel Blanco, jóvenes y de preparación
sólida, llegan a los puestos directivos de nuestra realidad
institucional.
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